La autonomía de los coches eléctricos sigue siendo limitada, algo que supone un problema para la popularización de estos nuevos vehículos. Los viajes largos pueden ser inviables, al menos a corto plazo, aunque la solución no tiene por qué ser aumentar su autonomía, sino mejorar la red de cargadores eléctricos de forma decisiva.

Es lo que está haciendo Italia, que ya dispone de una autopista eléctrica que cubre el trayecto completo Roma – Milán, dos ciudades separadas por 575 km de distancia. La compañía responsable del proyecto es Enel, la eléctrica más importante del país transalpino y una de las compañías que más firmemente apuesta por la electrización de la red.

Al fin y al cabo, es más sostenible no enfrentarse al llamado dilema del litio para aumentar la autonomía, aunque será necesario trabajar en energías renovables para que la contaminación de los vehículos eléctricos no sea igual o peor.

30 estaciones de carga, una cada 60 kilómetros

La idea es que los conductores de vehículos eléctricos -ya sean coches o motos, que las hay ya y bastante asequibles- puedan viajar con completa libertad tal y como lo hacen los conductores de vehículos a combustión. Para eso es necesario ampliar la red de estaciones de carga, y esta superautopista eléctrica es una buena piedra de toque.

Enel ha instalado los suficientes puntos de carga como para que haya uno aproximadamente cada 60 kilómetros de trayecto, unas 30 en total. Evidentemente un vehículo a batería puede circular más de este tiempo, pero si se ponen menos estaciones puede que las que haya estén completamente masificadas.

La inauguración se produjo en un evento especial el pasado 17 de octubre en Milán, ciudad muy ligada a la industria del automóvil desde hace décadas, como prácticamente todo el norte de la Península Itálica.

¿Qué ayudas y subvenciones existen en España para comprar un coche eléctrico?

El ejemplo de Italia para otros países

Aunque Italia no es el único país que ha construido o construye una autopista para vehículos eléctricos, si es un ejemplo mucho más útil para países como España o Francia. Hay países nórdicos como Noruega o Suecia que trabajan en el mismo sentido, aunque por volumen de tráfico y circunstancias económicas no son tan buen caso de estudio como el país transalpino.

Además, la forma que Italia tiene de vivir el motor sirve para medir las posibilidades de éxito de esta electrificación a medio plazo. Que un país tan apegado al motor se plantee seriamente la posibilidad de poner a tiro una red de carreteras con puntos de carga para todos puede ser un punto de inflexión para la industria.