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El mito de la potencia contratada: lo que de verdad hace que pagues de más en la factura de la luz

La factura de la luz es uno de esos sobresaltos que nos llega de improviso y que, por mucho que intentes descifrar, nunca consigues saber cuánto estás pagando exactamente por la electricidad o cómo reducir la factura de la luz.

Para entenderla mínimamente y establecer cómo pagar menos en tu factura eléctrica, es necesario comprender cómo se distribuyen sus conceptos.

En el modelo de factura que estás recibiendo en casa desde hace ya algunos años se especifican los costes energéticos fijos, es decir, el importe fijo que pagas por los equipos y por tu instalación eléctrica, que se diferencia de la parte variable es la correspondiente a tu consumo eléctrico.

Si hace unos años este factor fijo era el equivalente al 35% del importe total de la factura, ahora supone en torno al 45% del total, por lo que en esta parte fija se encuentra el secreto para reducir el importe de tu factura eléctrica.

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Qué es cada cosa en la factura eléctrica

La factura eléctrica puede parecer un galimatías de datos y conceptos que no terminan de estar del todo claros para la mayoría de consumidores. De hecho, según datos de las asociaciones de consumidores, solo el 11% de los usuarios entienden su recibo de la luz. ¿Cómo vas a recortar el gasto en algo que no sabes cómo funciona?

Vamos a intentar arrojar algo de luz –no te preocupes, esta corre por nuestra cuenta— sobre los conceptos incluidos en cada factura para conocer un poco más sobre cada uno y determinar de qué parte puedes recortar para pagar menos en tu factura de la luz.

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En primer lugar, afrontamos el Importe por energía consumida. Bajo este concepto se cobra el consumo de energía de tu hogar o negocio. Es decir, si dejas todas las luces encendidas y no haces un uso razonable de los recursos energéticos, este concepto se disparará haciendo que pagues más en cada factura.

Para cuantificar este consumo, se aplica una tarifa a cada kilovatio que se ha consumido cada hora (kWh) durante el periodo de facturación. Dependiendo de la tarifa que tengas contratada con tu operadora, los precios del kilovatio pueden ir variando a lo largo del día estableciendo franjas horarias, o puede ser estable durante todo el día.

En cualquier caso, en tu factura se desglosará el total de los KWh que has consumido y el precio (o precios) del kilovatio que corresponda a las diferentes franjas horarias. Por lo que, si por ejemplo has consumido 556 KWh y su precio se ha establecido en 0,144674 euros/KWh se cobrará el resultado de esa operación (556 KWh x 0,144674 euros/KWh = 80,44 euros).

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Por otro lado, está el concepto de Importe por potencia contratada. Este concepto actúa como multiplicador y es uno de los culpables de que pagues más en tus facturas de la luz.

Este concepto es una especie de cuota que pagas por estar conectado a la red eléctrica y hace referencia a la capacidad de consumo de tu instalación. Es decir, la potencia mínima que la comercializadora debe garantizarte.

Si superas esa potencia, se activará el interruptor de control de potencia (ICP) de tu cuadro eléctrico o del contador inteligente de tu vivienda provocando lo que popularmente se conoce como “saltar los plomos” en referencia al antiguo sistema de regulación de potencia.

Los valores de potencia contratada más habituales en los hogares españoles oscilan entre los 3,4 kW y los 4,6 kW. Decimos que este valor actúa como un multiplicador fijo ya que, en función de la tarifa que tengas contratada, se le asigna un precio fijo al kW, que después se multiplica por la potencia que tengas contratada.

De ese modo, si por ejemplo tienes contratada una potencia de 4,4 kW, el precio que establece tu tarifa para la potencia es de 0,132646 euros/kW y el periodo de facturación es de 64 días, en tu factura se reflejará 4,4 kW x 0,132646 euros/kW x 64 días = 37,35 euros.

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Una pregunta que debes hacerte es si realmente necesitas toda la potencia que tienes contratada ya que ajustar este multiplicador puede suponer un ahorro significativo en la factura.

Para terminar con el desglose de tu factura eléctrica, nos encontramos con la parte más “institucional” de la factura, en la que se cargan los peajes e impuestos a la electricidad que imponen las autonomías y el Estado, así como el alquiler de los equipos de medición.

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En esta parte, la compañía eléctrica se limita a trasladar al cliente los cargos e impuestos que establece el Estado y las autonomías, así como el coste del alquiler del contador, que es propiedad de la comercializadora, no del usuario. A todos esos cargos que forman el total, se suma el IVA que suma un 21%.

Potencia contratada, un sobrecoste innecesario

Si ya has reducido al máximo tu consumo eléctrico, pero no consigues que tu factura de la luz muestre una bajada significativa, es porque probablemente tienes más potencia contratada de la que realmente necesitas y eso supone un lastre en el recibo de la luz, por lo que debería considerar bajar esa potencia para notar el ahorro.

Antes hemos puesto un ejemplo de cómo se calcula el importe de la potencia contratada con la siguiente operación: 4,4 kW x 0,132646 euros/kW x 64 días, y como resultado pagarías 37,35 euros.

Ahorrar en la factura de la luz

¿Qué pasaría si en lugar de tener contratados 4,4 kW tuvieras un paso menos, 3,4 kW? Pues el resultado de la operación sería muy distinto ya que 3,4 kW x 0,132646 euros/kW x 64 días darían un total de 28,86 euros, lo cual supone un ahorro de 8,49 euros en cada factura sin tener que ajustar más tu consumo.

Según la Asociación de consumidores de energía (ANAE), los usuarios regalamos unos 8.000 millones de euros al año a las compañías eléctricas por tener contratada una potencia superior a la necesaria, por lo que ajustarla a su valor real supondrá un considerable ahorro anual en tu recibo de la luz.

Cómo calcular la potencia que necesitas

Para calcular la potencia que necesitas debes sumar el consumo de los distintos electrodomésticos de tu casa, teniendo en cuenta los que están permanentemente en funcionamiento (frigorífico, caldera, etc.), que no todos los electrodomésticos consumen su potencia de golpe al encenderse, sino que lo hacen de forma progresiva o intermitente, y que no todos se utilizan al mismo tiempo, pero dejando un cierto margen para poder usar algunos de forma simultánea.

Electrodoméstico Potencia
Frigorífico 250 – 350 W
Microondas 900 – 1.500 W
Lavadora 1.500 – 2.200 W
Lavavajillas 1.500 – 2.200 W
Horno 1.200 – 2.200 W
Vitrocerámica 900 – 2.000 W
Televisor 150 – 400 W
Aire acondicionado 900 – 2.000 W
Calefacción eléctrica 1.000 – 2.500 W
Calefacción eléctrica de bajo consumo 400 – 800 W

En esta tabla encontrarás, de forma aproximada, el consumo de los principales electrodomésticos. Pero si tus electrodomésticos tienen la etiqueta de eficiencia energética A+++, su consumo será menor y, por tanto, te darán un mayor margen de ajuste.

La asociación de consumidores Facua ofrece una útil calculadora de potencia que te ayudará a hacer una estimación del consumo de tus electrodomésticos para, en función de tus necesidades, ajustar la potencia contratada.

Factura de la luz

Existe una prueba empírica para determinar si tienes más potencia de la contratada: conectar a la vez los electrodomésticos que más consumen (horno, microondas, vitrocerámica, lavadora, secadora, lavavajillas, frigorífico, aire acondicionado o calefacción, ordenador, televisor, plancha, etc) si el ICP de tu instalación no salta tras 10 o 15 minutos de uso, es que tienes contratada más potencia de la que nunca vas a usar.

Cambio de hábitos al usar los electrodomésticos

Una de las mejores formas para conseguir un ajuste de la potencia contratada y pagar menos en tu factura de la luz es hacer un uso eficiente de tus electrodomésticos.

Básicamente se trata de no usar de forma simultánea electrodomésticos de alto consumo, de forma que puede suponer un pequeño cambio de hábitos, pero a cambio se obtiene un notable ahorro en el recibo de la luz.

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Algo tan sencillo como evitar usar la plancha al mismo tiempo que la secadora o el horno, o esperar a que termine la lavadora para iniciar el lavavajillas son algunos trucos que te permiten establecer una potencia eléctrica más baja, sin tener que dejar de usar ninguno de tus electrodomésticos.

En realidad, este uso eficiente no es algo nuevo. Nuestros padres y abuelos ya lo practicaban, aunque en su caso está más condicionado por la capacidad física de la instalación eléctrica en sí misma que no por el ahorro en la factura de la luz.

Tramita la bajada de potencia con tu compañía eléctrica

Una vez has llegado a la conclusión de que tu potencia contratada está por encima de tus necesidades reales, bastará una simple llamada a tu compañía eléctrica para tramitar ese cambio en tus condiciones.

Además del trámite administrativo para que tu factura refleje la nueva potencia contratada, será necesaria la visita de un instalador autorizado que enviará la compañía para que efectúe los cambios necesarios en el ICP de tu casa, o el ajuste en tu contador para la nueva potencia.

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Esta visita tiene un coste aproximado de unos 15 euros que se cargarán en tu próxima factura, pero consulta con tu compañía para asegurarte del coste final de este proceso y sus condiciones exactas ya que pueden variar entre compañías. Todo el proceso de cambio de potencia te llevará unos 15 días aproximadamente.

Cada usuario puede cambiar la potencia contratada una vez al año, por lo que, antes de ordenar el cambio de potencia debes asegurarte de que es la potencia adecuada para ti, o de lo contrario, pasarás un año en el que te saltará el ICP de tu contador o cuadro eléctrico cada cierto tiempo por superar esa potencia contratada.

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