Desde hace algunos años, la NASA ha dejado claro que tiene la intención de enviar una misión tripulada a Marte para la década del 2030. Dejando las cuestiones tecnológicas a un lado, se trata de un proyecto en el que se pondrán a prueba las capacidades físicas humanas, ya que la tripulación tendrá que vivir en un entorno de gravedad reducida durante unos tres años. Pero, ¿qué le sucede al cerebro con gravedad cero?

Hasta el momento, la persona que más tiempo ha pasado viviendo en el espacio con ausencia de gravedad es el cosmonauta ruso Valery Polyakov, que estuvo 438 días fuera de nuestro planeta. Esta cifra se aleja bastante de los tres años que deberían pasar los tripulantes de la misión espacial a Marte.

Los humanos hemos evolucionado para vivir en la gravedad de la Tierra, que es de 1 g, no en la ingravidez del espacio (0 g) o en la microgravedad de Marte (3 g). Por lo tanto, de cara a enviar misiones tripuladas prolongadas, conocer cuáles son los efectos que pueden tener para las personas pasar un prolongado período de tiempo en estas condiciones es una prioridad para los científicos.

Por el momento, la información que tenemos al respecto es limitada, pero sabemos que el cerebro humano no tiene muchas herramientas para hacer frente a la microgravedad o a la ausencia de ella en buenas condiciones.

Uno de los síntomas habituales es que la cabeza se enrojece y se hincha, como consecuencia de que las células y el plasma de la sangre, junto con el líquido cefalorraquídeo, se desplazan hacia arriba, haciendo que la cabeza gane volumen y las piernas lo pierdan. Estos cambios en los fluidos corporales también se asocian con mareos, dolores de cabeza, náuseas y visión borrosa. 

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Síndrome de presión intracraneal, el mayor peligro para el cerebro en gravedad cero

Uno de los mayores riesgo para la salud de permanecer mucho tiempo en gravedad 0 o microgravedad que se conocen es el llamado síndrome de presión intracraneal, que se produce por una acumulación de presión en el cráneo a medida que aumenta el flujo sanguíneo y que el cerebro flota hacia arriba dentro del cráneo. No obstante, por el momento se desconoce cuáles son los motivos concretos que lo provocan y cómo prevenirlo.

Una investigación que ha llevado a cabo Damian Balley, profesor de Fisiología y bioquímica de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) sugiere que el síndrome de presión intracraneal se debe a que el óxido nítrico se acumula en el torrente sanguíneo, lo que hace que las arterias que suministran sangre al cerebro se relajen y aumente el flujo sanguíneo, causando hinchazón cerebral y aumento de presión.

Para probar su teoría, el equipo de Balley hizo un experimento en un avión que simula la ingravidez, en el que se montaron ocho voluntarios. Los investigadores midieron el flujo sanguíneo de diferentes arterias que abastecen al cerebro, los niveles de óxido nítrico y otras moléculas invisibles, como los radicales libres o las proteínas específicas del cerebro.

Los resultados revelaron que los niveles de óxido nítrico aumentaron después de repetidos episodios de ingravidez, lo que coincidió con el aumento del flujo sanguíneo, aunque no hubo evidencia de daño cerebral estructural.

El equipo va a continuar con sus investigaciones, con el objetivo de confirmar con seguridad que esto es lo que produce el síndrome de presión intracraneal y así poder desarrollar fármacos que permitan contrarrestar sus efectos.