Parece un cuento triste que los abuelos narran a sus nietos para que se duerman. Pero es completamente real. La solitaria vida y la irónica muerte del Árbol del Teneré.

El Árbol del Teneré fue considerado, durante siglos, el árbol más solitario del mundo. Ubicado en pleno desierto del Sahara, en Niger, no había ningún otro en 400 Kilómetros a la redonda.

Nadie se explica  por qué no fue devorado por los camellos de las caravanas, o usado como leña para hacer fuego. Quizá porque era el único árbol en cientos de kilómetros a la redonda, los tuareg decidieron respetarlo.

El Árbol del Teneré, una acacia, se convirtió en sagrado para los caravaneros. Se reunían a su alrededor antes de cruzar el desierto desde Agadez a Bilma, y con el paso de las décadas se convirtió en una leyenda. Usado como faro del desierto, es el único árbol del mundo que aparecía en mapas con una escala 1:4.000.000.

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¿Cómo pudo sobrevivir esta acacia en uno de los desiertos más secos del mundo? Se sabe que se originó en una época en la que aún había árboles en el Sahara, cuando el clima era menos seco.

Sobrevivió gracias a que sus raíces alcanzaban un manto freático, un pozo de agua subterránea situado a más de 30 metros de profundidad.

El Árbol de Teneré sirvió de punto de referencia a los tuareg durante siglos, sin compañía, sobreviviendo a la dureza del desierto y a las caravanas y sus animales.

Hyperion, es el árbol más alto del mundo. Supera los 115 metros de altura y tiene más de 600 años, pero muy pocas personas saben dónde está. Su localización exacta es un secreto.

Podría haber sido un cuento feliz. Pero, en una cruel ironía del destino, la acacia centenaria murió en 1973 atropellada por un conductor borracho. Su camión se fue a estrellar contra el único árbol que había en 400 kilómetros a la redonda.

Según confesó a la policía, conducía el camión a gran velocidad porque estaba en el desierto, y no esperaba encontrar ningún obstáculo.

El Árbol de Teneré se partió en varios trozos por el impacto, y murió. En su lugar se erigió una sencilla estatua de alambres que aún se conserva. Los restos del árbol se trasladaron al Museo Nacional de Niger, en Niamey, y se colocaron en un monumento que representa la resistencia del pueblo nigerino a las adversidades:

Nos consideramos la especie más inteligente, pero también somos la más torpe y descuidada a la hora de convivir con el resto de seres vivos del planeta. Sesgamos vidas centenarias, aún sin querer.

La triste historia del Árbol del Teneré encierra unas cuantas metáforas de la vida, y de la condición humana. También unas cuantas lecciones que deberíamos aprender.