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Por qué tienes que ver Fyre, el documental del festival de música que nunca se celebró

Aunque Netflix es considerada la gran plataforma de las series, muchos se suscriben a su servicio para ver los numerosos documentales y series documentales que tiene en el catálogo. Cada mes añaden unos cuantos que merecen la pena. Uno de los últimos es Fyre: La fiesta más exclusiva que nunca sucedió.

¿Puede transformarse un lujoso festival celebrado en una isla paradisiaca en El señor de las moscas? Este documental nos demuestra que sí. Congregar a grandes músicos, influencers, modelos, millonarios y demás referentes puede acabar en un enorme caos si la organización es desastrosa

Dos jóvenes emprendedores, Billy McFarland y el rapero Ja Rule, quisieron montar la gran “experiencia cultural de la década”, según sus palabras. Por 12.000 dólares se podría asistir y disfrutar de un buen cartel musical, camping de lujo, catering de alto nivel… Lo que se puede esperar por ese precio. Sin embargo, cuando comenzaron a llegar los asistentes, enseguida comprobaron que algo no funcionaba como ellos pensaban.

¿Desorganización o estafa?

Fyre muestra con gran detalle el caos que se vivió en todo el proceso organizativo del festival. Con prácticas que harían temblar de miedo a cualquier gestor cultural, McFarland lograba sacar dinero a los inversores aunque era evidente que no llegaría a tiempo para montar el festival.

A pesar de que se veía que no se estaban construyendo los escenarios a tiempo o de que la música no podría sonar, en ningún momento se valoró cancelar el evento y la potente publicidad en redes sociales dirigida a clientes de lujo no cambio de tono.

Todo el festival era una excusa para crear una plataforma de contratación cultural enfocada para clientes muy exclusivos. Sin embargo, esta app en la que trabajaban no consiguió la mejor publicidad.

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La burbuja del lujo

Mientras sus redes sociales seguían mostrando fotos de modelos e imágenes sobre el lujo que se viviría en la isla, lo cierto es que no había sitio para alojar a los asistentes. Las cabañas de lujo se habían quedado en pocas al coincidir con otra celebración y utilizaban tiendas de campaña de salvamento; la prometida comida de alto standing eran alimentos que puedes comprar en cualquier gasolinera, y el caos para salir de la isla empezó a ser enorme entre algunos asistentes en pánico por la situación.

En las redes se empezó a filtrar la situación del festival y los memes y burlas fueron numerosos mientras cientos de personas se encontraban en una situación límite donde su integridad empezaba a peligrar.

El organizador ha sido condenado a seis años de prisión por la gestión financiera del evento. En su honor, se puede decir que logró crear la exclusiva fiesta que se transformó en uno de los peores festivales conocidos, que encima nunca llegó a celebrarse.