A finales de mayo, Xiaomi presentó un nuevo miembro de la familia Mi Band. Se trataba de la Mi Band 3, la nueva versión de la pulsera cuantificadora de la compañía china que se presentaba con un diseño muy continuista y no muchas opciones nuevas, pero sí con retoques muy necesarios para convertirse en la que puede ser la mejor pulsera para hacer ejercicio por menos de 50 euros. Y por menos de 129 euros, si nos apuráis.

Han tenido que pasar dos años para ver una nueva Mi Band, pero la espera ha merecido la pena. En 2016 se lanzó la segunda generación de la Xiaomi Mi Band, la pulsera cuantificadora de la compañía china que llegaba para competir, directamente, contra Fitbit y sus Charge HR. La gran novedad era el medidor de ritmo cardíaco, algo que las pulseras HR de Fitbit hacen bastante bien. Sin embargo, fue una pequeña decepción en este sentido, y la Mi Band 2 se quedó como una pulsera cuantificadora barata.

Ahora, tras un mes de uso de la Mi Band 3 que acaba de aterrizar en España, ya podemos decir que la nueva pulsera cuantificadora de Xiaomi da en el clavo. A continuación, os contamos nuestras impresiones y opinión en el análisis de la Mi Band 3 de Xiaomi.

Mi Band 3 vs Mi Band 2. Ahora sí, Xiaomi

Antes de empezar con el análisis y opinión de la Mi Band 3, hay que hablar de las diferencias con el modelo anterior, ya que es algo importante de cara al usuario que tiene la pulsera cuantificadora de anterior generación y está pensando en dar el salto a una Fitbit o a un reloj deportivo de otras marcas.

Las diferencias en cuestiones técnicas, ahora veremos otros temas, como el diseño, están ahí. La batería es mayor y pasa a los 110 mAh (la anterior estaba en los 70 mAh). La pantalla OLED también crece y cuenta, ahora, con 0.78 pulgadas, bastante mayor que que las 0,42 pulgadas de la Mi Band 2.

Por otra parte, tenemos Bluetooth 4,2 para ahorrar batería (4.0 en el modelo anterior), cuenta con NFC para realizar pagos y, lo más importante, tanto el medidor de ritmo cardíaco como la resistencia al agua ha mejorado.

Ahora hablaremos detenidamente de ambos elementos, pero lo que hay que resaltar es que ahora podemos nadar el tiempo que queramos con la Mi Band 3 y podemos sumergirla a una profundidad de 50 metros (con la Mi Band 2 estábamos limitados a una profundidad de un metro durante 30 minutos).

Ahora sí, vamos con nuestro análisis de la Xiaomi Mi Band 3.

Diseño: si funciona, no lo cambies

Empezamos el análisis de la Mi Band 3 hablando del diseño. Y es que, aunque parecen iguales, la Mi Band 2 y la Mi Band 3 son bastante diferentes en este aspecto en algo importante: el grosor. Bueno, más bien la sensación de grosor, ya que son muy similares en este aspecto.

Ahora, el cuerpo de la Mi Band 3 tiene un acabado más redondeado, dando la sensación de ser una cápsula futurista. Esto es algo que puede no ser del agrado de muchos, ya que el diseño de la anterior generación permitía que la pantalla quedara completamente alineada con la correa, y ahora sobresale, bastante, de la misma.

Sin embargo, la sensación es más premium, ya que la luz incide de diferente manera en los bordes redondeados, creando una sensación de dispositivo más top. Además, el botón principal de la pulsera ya no es un elemento separado del cuerpo y está completamente integrado en el cristal de la pantalla. Es una superficie táctil que nos permite realizar ciertas acciones que detallaremos a continuación.

Por lo demás, tenemos un cuerpo, o pastilla, si queréis llamarlo así por su forma de comprimido médico, que puede separarse de la correa. Esto tiene sus ventajas, pero también sus desventajas. Por un lado, si se rompe la correa de goma (como me ha pasado con una Fitbit Charge HR en dos ocasiones, lo que me motivó a dar el salto), podemos intercambiarla. Además, hay varios diseños de diferentes marcas.

La mayor contra es que los conectores para cargar el dispositivo siguen estando en un extremo, por lo que es obligatorio seguir sacando la pastilla para cargar la Mi Band 3. Esto es algo que tendremos que hacer dos o tres veces al mes, no demasiadas veces, pero sí suficiente para ser un incordio y, con el tiempo, comprometer la seguridad de este elemento, ya que no está protegido contra los líquidos, siendo la correa la »barrera» entre el agua y los pines de carga.

Por lo demás, se trata de una pulsera que se lleva de forma bastante cómoda. La correa es estrecha, el grosor de la Mi Band 3 no hace que sintamos que llevamos algo aparatoso en la muñeca y, siendo un diseño muy continuista, sí da esa sensación de ser un producto mejor.

La app hace el trabajo

El secreto de una pulsera cuantificadora tan barata es la aplicación. De ella depende el buen, o mal, funcionamiento de la pulsera y lo útil que resulte la misma. Antes de nada, sí, llevo la Mi Band conectada a un iPhone 6S durante todo el día y no, la batería del teléfono no ha bajado drásticamente, pero sí tengo unas ventajas que no tendría de no llevar la sincronización permanente.

La aplicación de Xiaomi, Mi Fit, es bastante útil, ya que no solo permite ver de forma sencilla todos los datos de la pulsera, sino que nos deja configurar muchos parámetros diferentes, como la frecuencia con la que se mide el pulso cardíaco (intervalos de un minuto, cinco minutos, diez o treinta), la posibilidad de detectar que estamos haciendo ejercicio para empezar a medir de forma constante, mejorar el asistente del sueño para ser más preciso durante las noches, diferentes modos de reloj, etc.

Es decir. Sí, podemos no sincronizar la pulsera con el teléfono y hacerlo manual solo cuando queramos, pero no tendríamos las ventajas que nos da el sincronizarla. Y es que, por ejemplo, la Mi Band 3 nos permite ver el tiempo de unos cuantos días dependiendo de donde estemos (automáticamente cambió de mi localidad a Berlín, cuando acudimos a la IFA 2018), pero también vibra cuando nos llaman (algo útil si tenemos el móvil en otra habitación o en modo »no molestar»).

Hay otros avisos, como el llevar más de dos horas sin mover el trasero del asiento, que son cosa de la pulsera. El contador de pasos y ritmo cardíaco (que debemos hacer de forma manual en la pulsera) tampoco requieren el teléfono, pero está claro que es mejor si tenemos ambos dispositivos conectados.

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Por ejemplo, medir el pulso en la Mi Band 3 es sencillo. Basta con ir al apartado correspondiente mediante los gestos táctiles, encontrar el apartado de ritmo cardíaco y mantener el dedo en el »botón» táctil unos segundos para que empiece a contar el pulso. Sin embargo, si tenemos el teléfono conectado, en la app podemos ver el seguimiento en »directo» dependiendo de la frecuencia de actualización elegida.

Además, lo único que podemos realizar con la pulsera, de forma manual, es medir el pulso y poner el cronómetro. Todo lo demás va con la app del móvil, y por eso es necesario sacarlo a entrenar con nosotros. Por cierto, al contrario que Fitbit, la Mi Band sí se puede sincronizar con la app »Salud» de Apple, por si queremos tener ahí también nuestras estadísticas.

Mi Band 3 para entrenar, ¿cómo se porta?

Lo que acabamos de comentar no es un secreto para los usuarios de la Mi Band 2, ya que en esto es exactamente igual. De hecho, la aplicación es la misma para estos dos dispositivos (incluso para quienes tengan la báscula de Xiaomi, que también se sincroniza con Mi Fit).

Las diferencias respecto a la Mi Band de generación anterior están a la hora de hacer deporte y, aún así, hay que diferenciar entre lo que se mantiene… y lo que cambia. Hay tres pilares en la Mi Band 3 que debemos tener en cuenta si queremos la pulsera para entrenar:

  • Medidor de pasos: se comporta de forma bastante precisa, pero hay que tener cuidado si la llevamos en la muñeca dominante, ya que »falseará» los pasos que damos a lo largo del día. Podemos ponernos un mínimo de pasos para motivarnos, y la Mi Band vibrará al conseguir el objetivo.
  • Medidor de calorías: no cuenta todas las calorías que consumimos a lo largo del día, sino que hace un cálculo entre los pasos y el ritmo cardíaco para sacar el número de calorías consumidas. 
  • Medidor de ritmo cardíaco: ha mejorado la precisión respecto a la generación anterior. No cuenta el pulso de manera continua en modo »normal», sino que debemos hacerlo de forma manual pulsando el botón táctil. Tarda unos 10 segundos en darnos un resultado, y son bastante precisos aunque, si hacemos dos mediciones seguidas, el contador fallará, dándonos valores totalmente diferentes (unas 70 pulsaciones nadando, algo que no »cuadra»). En términos generales, sí es preciso, aunque no puede sustituir nunca a un medidor de pecho. Haciendo la comparativa, el medidor pectoral nos da en reposo una pulsación más que la Mi Band 3, algo inapreciable, pero en carrera sí es más preciso, habiendo unas 5 pulsaciones de diferencia en el mejor de los casos.

Ahora bien, está claro que esas no podían ser las únicas formas de medir nuestro entrenamiento. De nuevo, necesitamos llevar el móvil para empezar a entrenar y que la pulsera nos cuantifique, de forma continua, la actividad.

En el caso de la Mi Band 3, la aplicación Mi Fit cuenta con cuatro tipos de ejercicio. Monitoriza la carrera al aire libre, la carrera en cinta, caminar y ciclismo al aire libre. Con darle al botón gigante de »play», comenzará a contabilizar los datos. 

La pulsera vibra cuando comienza el entrenamiento, y su pantalla cambia radicalmente, mostrando toda la información necesaria: pulso cardíaco (continuo, esta vez, sin necesidad de medir manualmente), pasos, calorías, distancias y otra serie de parámetros. Utilizando el GPS del teléfono mide la altitud y el recorrido, y todo esto se muestra en un mapa en la app.

Como en los otros resultados, la medición es bastante precisa, si tenemos en cuenta que el ritmo cardíaco se puede volver un poco »loco» en algún momento, ocasionando picos que no están, por lo general, en una carrera continua. Por lo demás, he de decir que la experiencia con la Mi Band 3 ha sido buena a la hora de entrenar cardio.

¿Qué pasa con ejercicio anaeróbico? Pues, como no hay modo específico, nada. Es decir, las repeticiones de bíceps, por ejemplo, te las cuenta como pasos y lo único que sabe es que estás haciendo algo (y mide el pulso de forma continua), pero no sabe qué.

Sí, podemos nadar con la Mi Band 3

Otro gran atractivo de la Mi Band 3 es la posibilidad de nadar con ella. Sí, podemos ducharnos, lavarnos las manos y nadar con la Mi Band 3 puesta. Y no, tras un mes de uso no he notado absolutamente nada raro, incluso habiéndola probado en agua salada.

El problema es el mismo que cuando hacemos pesas. Es decir, la pulsera sabe que estamos haciendo algo, y activa la medición continua del pulso, pero no sabe decirnos que estamos nadando y, por tanto, no hay un »entrenamiento» en la app que monitorice el resultado. 

Así pues, lo único que podemos hacer en el agua es activar el cronómetro, desde la misma pulsera, y medir manualmente el ritmo cardíaco. A su favor, hay que decir que la medición del pulso bajo el agua es bastante precisa, pero hay un pequeño impedimento.

Y es que, la pantalla no responde a la primera cuando está mojada. No le pasa nada, simplemente no es capaz de reaccionar a nuestros gestos táctiles. Además, en el agua podemos activar algo por error porque, si el botón táctil considera que hemos realizado una pulsación larga en una brazada, puede parar el cronómetro o borrar notificaciones.

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No es un problema, pero hay que mencionarlo. Esto, como todo, puede solucionarse con una actualización de software, y esperamos que así sea, ya que la pulsera acaba de salir al mercado y le quedan meses por delante.

Autonomía para un par de semanas

Donde no hay ninguna queja es en el apartado de la autonomía. La batería de la Mi Band 3 de Xiaomi cumple con creces. Según el fabricante, tenemos 20 días de autonomía, aunque eso es en circunstancias óptimas.

En mi caso, la Mi Band 3 está configurada para sincronizarse con el móvil, recibir alertas de diferentes aplicaciones y el correo, así como la detección de ritmo cardíaco cuando estoy en movimiento y un »escaneo» del pulso cada media hora.

Es decir, no está en modo ahorro, precisamente, y el resultado ha sido bastante bueno, con una media de 10 días si realizo entrenamientos durante la semana, y unos 13 si no utilizo el modo entrenamiento (como decía, es necesaria la sincronización continua con el móvil).

En este sentido, se comporta a la perfección y, además, tenemos un indicador de batería en la propia pulsera, algo de lo que carece FitBit, por ejemplo, y que resulta de lo más útil. De hecho, »alivia» el tener un dispositivo así que sabes que puedes utilizar sin miedo durante más de cinco días, e irte de viaje sin el cargador (aunque no abulta mucho) porque tienes batería de sobra, y siempre puedes juguetear con las opciones del móvil si quieres aún más autonomía, eliminando alertas.

La mejor pulsera cuantificadora calidad / precio

¿Es la Mi Band 3 la mejor pulsera para entrenar? No, ni mucho menos. ¿Es la mejor de su rango? Sí, sin duda. Esto es algo que hay que tener claro si optamos por la Mi Band 3. Xiaomi no ha dejado atrás todos los fallos de la segunda versión, creando la pulsera cuantificadora definitiva para entrenar.

Si somos deportistas que buscamos lo mejor, hay que mirar a otro tipo de pulseras, como las de Polar y Garmin, o al mismo Apple Watch, bastante más completo sin necesidad de depender del móvil. Sin embargo, como reloj digital barato y como pulsera cuantificadora de calidad para un usuario que salga a echar sus carreritas o largos paseos a diario, la Mi Band 3 es ideal.

Podemos nadar con ella y medir el pulso (y poco más, como habéis visto); mide los pasos de forma más bien acertada y el medidor de pulso cardíaco, aunque hay veces que hace cosas raras, mejora respecto a la generación anterior. Mide el sueño, tiene notificaciones y, en definitiva, nos dice todo lo que podemos querer saber a lo largo del día.

Si queréis una pulsera cuantificadora, no hay nada mejor por menos de 100 euros, e incluso le planta cara a Fitbit en apartados como la protección contra el agua y la sincronización con la app Salud de Apple (si tenemos un iPhone, claro), en este rango de precio.