Hay personas que no pueden evitar preocuparse con todo. Viven en una preocupación constante. Por suerte, es un estado mental que se puede combatir.

Muchas personas viven con la angustia de que algo malo está a punto de ocurrir. Aunque luego nunca suceda.

Se preocupan por cosas sin importancia, como que su pareja tarde cinco minutos más de lo normal en volver del trabajo. Y siempre se ponen en el peor escenario: si les duele algo, quizá sea un cáncer. Si su hijo no ha enviado un mensaje de WhatsApp los últimos 30 minutos, es porque podría haber tenido un accidente…

La instructora Cassey Ho, con más de 10 millones de seguidores en redes sociales, nos ofrece algunos consejos para intentar combatir la preocupación constante, en su blog Blogilates.

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Dilo en voz alta o escríbelo en un diario

Estos pensamientos negativos pueden inundar la mente y tomar el control, pero a veces se minimizan con algo tan sencillo como decir en voz alta por qué tienes una preocupación, o escribirlo en un diario.

Al escucharte decir lo que te preocupa o al leerlo tras escribirlo, a veces te das cuenta de que no tiene tanta importancia como creías, o es una preocupación sin fundamento.

Cuéntaselo a alguien de confianza

También ayuda mucho contarle tus preocupaciones a tu pareja, un familiar, un amigo, alguien de confianza. Te ayudarán a ponerlas en contexto y a relativizarlas.

Desconecta de las pantallas

En momentos de preocupación y agobio, es mejor alejarse de las fuentes de noticias.

Periódicos, telediarios, webs informativas, tienden a exagerar o a dar prioridad a las noticias negativas, porque es lo que más vende.

Del mismo modo, las redes sociales tienden a mentir sobre los logros y virtudes de cada uno, y fomentan la competencia, y el compararse con otros.

Reducir este tipo de contenidos te beneficiará.

Si no lo puedes controlar, no es productivo

Preocuparte por algo que esta fuera de tu control, no aporta nada. ¿Qué sentido tiene pensar en que un familiar se retrasa porque le ha pasado algo, o que el examen de mañana será en un desastre, si no conoces las preguntas? Es una pérdida de tiempo.

Ya lo dice un milenario proverbio chino: «Si tiene arreglo, por qué preocuparse, lo arreglaremos. Si no tiene arreglo, por qué preocuparse, no se puede hacer nada«.

Repite este proverbio en los peores momentos, y te ayudará.

Practica la respiración

Estar todo el día preocupado genera ansiedad y angustia.

Haz esto:

  • Respira muy despacio y profundo por la nariz
  • Mantén el aire 2 o 3 segundos en los pulmones
  • Suéltalo muy lentamente por la boca
  • Repite las veces que quieras (al menos 3 o 4 veces)

Notarás un alivio inmediato.

Tienes más consejos de respiración en esta tarjeta:

El mindfulness está de moda. No es una práctica nueva, pero su probada eficacia para reducir el estrés y la ansiedad le ha hecho ganar adeptos. Así funciona.

Haz cosas que te distraigan

Cuanto te asalten los sentimientos negativos, distrae la mente con una actividad que te guste: escucha música, lee un libro, sal a dar un paseo, cómprate algo que te apetezca, cómete un helado…

El ejercicio va muy bien para estos casos.

Si distraes la mente y generas sensaciones positivas en tu cerebro, esos pensamientos negativos se irán disipando.

Son consejos sensatos y sencillos de poner en práctica. ¡Pruébalos la próxima vez que sientas preocupación!