Uno de los alimentos con más beneficio para la salud es la avena, un cereal rico en nutrientes y que se puede convertir en un aliado clave para tu dieta. De ahí que muchas recetas lo incluyan de distinta forma.

Sin embargo, si quieres adelgazar comiendo avena debes tener claras ciertas recomendaciones. No todo vale, ya que aunque es un alimento sano, la preparación puede hacer que deje de serlo, algo que ocurre con prácticamente todos los alimentos.

Las propiedades de la avena la hacen ideal para perder peso, sobre todo como desayuno o merienda. Su versatilidad hace que forme o haya formado parte de la alimentación de zonas muy diversas del mundo.

Aunque por sí misma y en estado crudo su sabor no es particularmente agradable, admite ilimitadas combinaciones con todo tipo de alimentos. Esta es la auténtica clave.

Sin procesar y sin azúcar, primera excepción

El primero pero que se le puede poner a la avena es que a veces se vende envasada y procesada en forma de galletas o tortitas. Antes de comprar estos productos, asegúrate de que no tienen las ingentes cantidades de azúcar libre que seguramente tienen.

Siempre es mejor consumirla de otra forma, cocinada en casa. Si quieres galletas de avena, será mejor que las hagas tú mismo para evitar consumir más azúcares de los estrictamente necesarios.

Los alimentos procesados han sido varias veces relacionados con el cáncer, otro motivo para evitarlos más allá de querer perder peso.

Por fortuna, puedes comprar avena integral en cajas en cualquier supermercado, y además es realmente barata.

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Como desayuno, la mejor opción

Aunque se puede consumir avena para adelgazar de muy distintas formas y en distintas horas, la mejor de todas es la mañana. Es un alimento que constituye el desayuno perfecto por un motivo: su alto contenido en fibra.

Al tener gran cantidad de fibra, ejerce sobre el organismo un efecto saciante que dura bastantes horas. Con apenas medio vaso de avena puedes estar lleno hasta media mañana y más allá.

Combinada con fruta en forma de gachas

Las gachas de avena, también conocidas como porridge en otras zonas del mundo, es una de las formas más habituales de cocinar la avena. Se trata de hervirlas o dejarlas en remojo en leche o agua, como prefieras.

De esta forma consigues que adquieran una textura esponjosa mucho más comestible, aunque el sabor sigue siendo su asignatura pendiente. Para hacer un desayuno o merienda idea, es mejor que le añadas pedazos de la fruta que más te guste.

Una de las propiedades de la avena es su alto contenido en proteínas, mucho más alto que el resto de cereales. Por eso, además de fibra puedes comerla con la tranquilidad de sabe que estás ingiriendo otros nutrientes esenciales.