Una madre ha sido capaz de detectar un cáncer en el ojo de su hijo gracias a una fotografía que hizo con su teléfono móvil. La historia ocurrió en Atlanta hace siete años y la madre la ha contando a través de Facebook.

Los teléfonos móviles son aparatos que usamos a diario para absolutamente todo. Se han convertido una navaja suiza gracias a todo lo que pueden hacer: llamar, reproducir música, navegar por internet, consultar redes sociales, enviar mensajes, grabar vídeos y hacer fotografías entre muchos otros usos.

Puede que este último uso se haya expandido de manera apabullante gracias a las redes sociales. En la actualidad lo compartimos todo en internet y guardamos recuerdos de absolutamente cada momento de nuestra vida, incluso los menos emocionantes. Y, es que, una simple fotografía puede guardar una cantidad de información impensable.

Esto es lo que ocurrió en Atlanta hace siete años. La historia es sorprendente y parece sacada de un libro de ciencia ficción pues se resume en que una madre detectó que su hijo tenía cáncer gracias a una fotografía que le hizo mientras tenía los ojos abiertos. Sí, suena completamente inverosímil.

El suceso transcurre de la manera más natural posible. La madre de Asher está haciéndole fotografías de manera casual, como cualquier madre o padre con un niño de tres meses, hasta que en una de esas fotografías el flash se activó y deslumbró al niño. La reacción del infante fue la de abrir los ojos.

La madre de Asher empezó a revisar las fotografías que había hecho de su hijo y la que había hecho con el flash tenía algo extraño. En esa fotografía los ojos de Asher en lugar de brillar en color rojo, que sería lo normal, emitían un brillo en color blanco. Tras ver esto el primer pensamiento que se le vino a la cabeza fue algo que había aprendido en la carrera de Enfermería.

Y, es que, el brillo blanco en los ojos es un indicativo de un tipo de cáncer muy específico llamado retinoblastoma. Este cáncer comienza en la retina del ojo y es muy poco frecuente, se puede presentar tanto en un ojo como en ambos ojos. Tiene tratamiento, pero si su detección no es temprana se puede incluso perder un ojo.

En el caso de Asher todo salió bien, su madre fue capaz de detectar ese cáncer rápidamente gracias a una fotografía y el tratamiento permitió que no perdiese el ojo, aunque sí la visión en el ojo derecho en el que se encontraba el cáncer. Según relata la madre, Asher es un niño feliz que juega y practica deporte como cualquier otro niño.