El aumento de la población mundial con obesidad es uno de los problemas más severos que tenemos como sociedad y científicos de todo el mundo están trabajando para terminar con este problema de salud internacional.

Aunque se utiliza desde hace tiempo en la medicina tradicional china para tratar afecciones como la artritis reumatoide y la psoriasis, los organismos reguladores han advertido contra el uso del celastrol debido a sus posibles efectos secundarios.

Pero el compuesto ha despertado últimamente el interés en los círculos de investigación contra la obesidad, con estudios que muestran que puede prevenir e incluso revertir la enfermedad en ratones.

En 2018 un estudio centrado en los efectos de pérdida de peso del celastrol demostró que el compuesto puede combatir la obesidad al restaurar la función de una hormona llamada leptina, que desempeña un papel clave en la regulación del apetito al hacernos saber cuándo hemos comido lo suficiente.

La obesidad puede comprometer el funcionamiento de esta hormona clave, haciendo que los receptores de leptina en el cerebro funcionen mal y que las señales de saciedad no lleguen como deberían, lo que lleva a la persona a comer en exceso y a seguir ganando peso.

Los experimentos anteriores demostraron que el celastrol restablecía la sensibilidad a la leptina en ratones con sobrepeso, lo que se correspondía con una pérdida media de peso corporal de alrededor del 10% en sólo una semana.

Sin embargo, la investigación también ha demostrado que el celastrol puede provocar efectos secundarios como hipertensión arterial y letargo en los ratones, por lo que se sigue trabajando para determinar sus mecanismos específicos de pérdida de peso.

Y es aquí donde científicos de la Universidad de Texas Southwestern han descubierto nuevos detalles clave mediante nuevos experimentos en ratones, los cuales podrían explotar el poder del celastrol sólo para la pérdida de peso.

En los ratones a los que se administró el compuesto se observó una disminución de la actividad de una proteína llamada PERK, que vive en la misma región del cerebro que las neuronas llamadas POMC.

La fórmula «mágica» para perder peso no es para nada complicada: comida saludable y ejercicio. Otra cosa es que sea algo fácil de llevar a cabo con el ritmo de vida que llevamos

Investigaciones anteriores han demostrado que las POMCs están asociadas a la reducción del apetito, a la disminución de los niveles de glucosa en sangre y a la mejora de la quema de energía.

Si todo sigue su curso como parece, dentro de no mucho podríamos tener entre nosotros un producto natural que ayudaría a la población con obesidad con un principio básico y no invasivo: la saciedad. Recordad que el límite está en los 45 años.