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¿Adelgazar rápido es malo para la salud? Esto es lo que dice la ciencia

Todas las personas que quieren perder peso desean hacerlo lo más rápido posible, especialmente en estas fechas, cuando las vacaciones están a la vuelta de la esquina y nos entran las prisas por lucir estupendos en traje de baño. 

No obstante, seguro que has escuchado en más de una ocasión que adelgazar rápido no es precisamente lo más recomendable pero, ¿por qué? Vamos a repasar qué es lo que dice la ciencia al respecto.

Antes de nada, lo primero que hay que aclarar es qué se entiende por perder peso rápido. Muchos expertos consideran que adelgazar entre 0,5 y 1 kg a la semana es lo saludable y seguro. Pero también tenemos que entender que no adelgazamos siempre al mismo ritmo, ya que por lo general se pierde más peso en las primeras semanas de dieta y después se hace de forma más lenta y constante.

Una vez pasadas esas primeras semanas de régimen y ejercicio, perder más de 1 kg a la semana puede ser peligroso. La evidencia científica revela que si adelgazas demasiado rápido con una dieta muy baja en calorías corres el riesgo de perder músculo y de que tu metabolismo se puede ralentiza, por lo que quemarás menos calorías en reposo. 

Además, también puedes sufrir deficiencias nutricionales. La falta de nutrientes como el hierro, el ácido fólico o la vitamina B12 puede hacer que se caiga el pelo, que te sientas extremadamente fatigado, que tus huesos se queden débiles y quebradizos, o que tu sistema inmunológico deje de funcionar bien.

Y esto no es todo. Adelgazar demasiado rápido puede tener otras consecuencias, como la aparición de cálculos biliares, calambres musculares, deshidratación, estreñimiento y diarrea, mareo, irritabilidad, hambre extrema y sensación de frío.

Aparte de los problemas de salud que te puede ocasionar perder peso muy rápido, también hay que tener en cuenta que, por lo general, al adelgazar deprisa los resultados no son duraderos y se corre más riesgo de volver a recuperar los kilos perdidos. 

Así lo respaldan los estudios científicos, que señalan que la mayoría de personas que siguen una dieta agresiva recuperan el peso entre tres y cinco años después de terminar el régimen. En cambio, quienes adelgazan de una forma lenta pero constante tienen más probabilidades de no recuperarlo a largo plazo.