¿Se puede considerar a una persona que viaja al espacio, un «astronauta»? Pues oficialmente, parece que no…

En Estados Unidos existen una ceremonia tradicional en la que todos los astronautas reciben sus alas, una especie de emblema que entrega la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA).

Estos días en la prensa, e incluso en las notas de prensa de la compañías espaciales, tanto Jeff Bezos como Richard Branson han sido calificados de astronautas, por el hecho de viajar a los límites del espacio exterior.

Por desgracia para ellos, parece que no es así, al menos de forma oficial. La FAA publicó hace unos días un comunicado en el que aclara la definición oficial de astronauta.

Si no te quieres perderte una sola estrella o planeta por la noche, empieza la aventura con uno de estos telescopios para observar el firmamento.

La FAA y la NASA, que solo tienen autoridad en Estados Unidos, son los únicos organismos que consideran que el espacio exterior comienza en los 80 Km de altura. Así que para ellos, tanto Bezos como Branson han viajado al espacio exterior en sus recientes viajes espaciales.

En cambio para la Federación Internacional de Aeronáutica, que es el organismo internacional al que pertenecen todos los países de la Tierra, el espacio comienza en la Línea de Kármán, a unos 100 Km de altura. Línea que superó Bezos, pero no Branson.

Tecnicismos aparte, la FAA norteamericana ha cambiado estos días una regla de 2004, para concretar la definición de astronauta.

Según este organismo, a partir de ahora solo son astronautas los viajeros espaciales que han superado los 80 Km de altura, y que además «demostraron actividades durante el vuelo que fueron esenciales para la seguridad pública o contribuyeron a la seguridad de los vuelos espaciales humanos«.

Las misiones espaciales nunca han sido baratas, y las relacionadas con astronautas no son una excepción a esta regla. Pero, ¿cuánto cuesta realmente enviar a un astronauta al espacio? En este reportaje echamos cuentas, y valoramos si es un gasto que merece la pena realizar.

Por tanto según esta nueva definición, ninguno de los pasajeros de los vuelos recientes de Blue Origin o Virgin Galactic pueden considerarse astronautas, pues durante el vuelo lo único que hicieron fue mirar por la ventana.

Aunque como suele ocurrir en estos casos, hecha la ley, hecha la trampa… No nos extrañemos si en un próximo vuelo vemos a alguno de estos turistas espaciales apretar algún tornillo de la nave, para ganarse sus alas de astronauta…

Bromas aparte, parece que el turismo espacial está comenzando a cambiar las convenciones oficiales sobre el espacio, que hasta ahora eran un privilegio de los militares o los científicos.